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FOROS DE DEBATE SOBRE LA LOE

MANIFIESTO EN DEFENSA DE LA ENSEÑANZA PÚBLICA

Aprobado el proyecto de Ley Orgánica de la Educación (L.O.E.) en el Congreso de los Diputados y estando en trámite su discusión y aprobación por el Senado, debemos dirigir nuestras fuerzas, no ya sólo a la defensa de la filosofía, sino también a la defensa de la enseñanza pública, que tan mal parada va a quedar con esta ley. En ese sentido, un grupo de profesores de Sevilla intentamos crear una plataforma con el objetivo de explicar a la sociedad civil el desastre que se nos avecina. Prescindimos de contar con la sociedad política, últimamente tan crispada y enfrentada. Los políticos actuales sólo miran el corto plazo. Pero la educación es un asunto que no puede tratarse con esa estrechez. Las cuestiones educativas tienen un alcance mucho mayor que el de una legislatura; y sus consecuencias sólo pueden medirse en el medio y largo plazo. Lo que nos proponemos es una tarea de gigantes, pero merece la pena hacerlo, y sobre todo, estamos obligados a hacerlo.

Como punto de partida hemos elaborado un borrador de manifiesto, que puede y debe ser discutido, corregido y enmendado.

 

MANIFIESTO EN DEFENSA DE LA ENSEÑANZA PÚBLICA

  Desde la recuperación de la democracia en España la enseñanza se encuentra sometida a los intereses políticos de los gobiernos de turno. Siendo, como es, uno de los elementos esenciales en el funcionamiento y desarrollo de la sociedad, los distintos gobiernos que se han sucedido en el ejercicio del poder han preferido imponer sus propuestas partidistas sobre el resto de la ciudadanía. No han sentido la necesidad, como es propio en una democracia, de conocer las preocupaciones educativas de los ciudadanos, de recoger sus iniciativas. Es cierto que se han acercado a algunos colectivos pedagógicos, pero sólo para utilizarlos como altavoces de sus ideas, nunca para comprenderlos. Cuando han recibido algunas críticas de esos u otros colectivos, la respuesta siempre ha sido la misma: ”no nos hemos explicado bien”; como si la democracia fuese explicación y no participación; como si la democracia funcionara de arriba hacia abajo, desde una clase política, que se cree en posesión de la verdad, hacia un ciudadano al que se considera ignorante. Y cuando ese ciudadano es un profesional de la enseñanza, entonces, además de ignorante, se le ha acusado de corporativista y conservador. No, evidentemente no, los gobiernos democráticos no se han comportado democráticamente en la enseñanza. 

En esta situación y con esta actitud de la clase política, uno de los elementos característicos de la democracia, que es el turno en el poder, en vez de potenciar la enseñanza, sólo ha servido para debilitarla y destruirla. La reforma educativa impulsada por el partido en el poder ha sido contestada con otra reforma del partido contrario. En el plazo de pocos años, nos hemos encontrado con un aluvión legislativo, ambiguo e incoherente, imposible de aplicar. Diversas leyes orgánicas se han ido sucediendo, mientras el panorama educativo, en vez de mejorar, ha ido empeorándose. Cuando se toma a la enseñanza como territorio de enfrentamiento político, la gran perdedora es la misma enseñanza. Ninguna de las leyes orgánicas ha conseguido resolver ningún problema educativo; más bien al contrario, los ha creado. Ni la sorprendente LODE, que potenció la enseñanza privada, en vez de dejarla en sus justos límites, ni la nefasta LOGSE, que introdujo el mal de la comprensividad, ni la abortada LOCE, tan timorata, ni la inquietante LOE, que liquidará definitivamente la enseñanza pública, convirtiéndola en un servicio de asistencia social.

 

Sorprende que la primera ley orgánica de un gobierno “progresista” permita la financiación pública de la enseñanza privada. ¿Cómo puede financiarse con el dinero de todos una enseñanza que, aunque legítimos, tiene sus propios y específicos idearios? ¿Cómo puede financiarse con dinero público una enseñanza que, por ser privada, es desigual? ¿Qué clase de política democrática es ésa, que en vez de atenuar las desigualdades sociales y económicas, las potencia? ¿En eso consiste el progreso? ¿A qué oscuros intereses responde la LODE?

 

La siguiente ley orgánica, la LOGSE, la más negativa de todas, ha quebrado el sistema educativo. Basta comparar el preámbulo de la ley con lo que ha sido su posterior aplicación para darse cuenta de las falsedades que contiene. Ni la sociedad en general, ni la comunidad educativa en particular sentían la necesidad de reformar en profundidad el sistema educativo. Este sistema, con algunos defectos, funcionaba aceptablemente bien desde la Ley General de Educación (LGE). Había que reformar algunos aspectos, especialmente la Formación Profesional, que no había dado los resultados esperados. Pero confundiendo la parte con el todo, se procedió a una reforma general, alargando innecesariamente el período de enseñanzas comunes y unificando absurdamente los centros de formación profesional con los centros de bachillerato. El efecto fue la inmediata degradación del bachillerato, que había llegado a alcanzar altas cotas de la calidad por la cada vez mayor especialización del profesorado. Haciendo una interpretación políticamente interesada de lo que decían psicólogos y pedagogos, se implantó una enseñanza comprensiva, en la que los alumnos se escolarizan por la edad, independientemente de su nivel de conocimientos, invalidando de facto cualquier procedimiento de control intelectual. Da igual que sepan o no sepan, da igual que quieran o no estudiar. Lo importante, lo democrático –dicen- es tenerlos juntos y mezclados, aunque para ello tengan que convivir en la misma aula analfabetos y alumnos con más de seis años de instrucción. Lo contrario es discriminación –siguen diciendo- confundiendo discriminación con separación, que es lo que exige una atención educativa especializada. La antigua y respetable institución educativa, y muy especialmente los institutos de bachillerato, empiezan a transformarse en una guardería universal.

 

Es una falacia fundamentar la reforma global del sistema educativo arguyendo la rapidez de los cambios culturales, tecnológicos y productivos. Lo que exigen esos cambios son una mayor formación teórica en los alumnos, que por su generalidad permita una más fácil adaptación; y una renovación didáctica en el profesorado, que aproveche mejor las nuevas tecnologías. Esta renovación didáctica sí era ampliamente sentida por el profesorado, especialmente en los movimientos de renovación pedagógica, a los que se confundió intencionadamente, vendiéndoles la reforma del sistema educativo como un medio de renovación didáctica. Y sin embargo, la renovación didáctica que traía consigo la LOGSE funcionaba mejor en el antiguo sistema, el BUP, que en el nuevo, la ESO.

 

La comprensividad que instaura la LOGSE se basa en dos interpretaciones gravemente erróneas de la democracia, una de orden teórico y otra de orden práctico. La primera se basa en la confusión entre derechos y deberes. El ejercicio de un derecho no exige en el mismo sujeto el deber de realizarlo. Los derechos se ejercitan frente a otros que tienen el deber de concederlos. El derecho a la educación no supone para el mismo individuo el deber de educarse. El derecho a la educación de los ciudadanos implica el deber del Estado en concedérsela. Hay alumnos, adolescentes sobre todo, que no quieren estudiar. ¿Por qué obligarles a cursar una enseñanza académica? ¿No sería mejor prepararles para el mercado laboral? La segunda interpretación considera que una enseñanza democrática es una enseñanza común a todos los alumnos. Se olvida que la democracia consiste en la igualdad de derechos, y no en la igualdad de capacidades, que por naturaleza se dan de forma distinta en cada uno de los individuos. Y la LOGSE, que tanto habla de capacidades, debería saberlo.

 

La LOCE no ha podido mejorar la situación educativa al haber sido suspendida antes de aplicarse, demostrando una vez más la incompetencia de la clase política que nos gobierna, que antes prefiere hundir al contrario que beneficiar a los ciudadanos. La LOE, que viene a sustituir a la LOCE, todavía en fase tramitación parlamentaria, se presenta con los peores augurios. Formalmente es una ley hecha contra un amplio sector político y ciudadano; en cuanto al contenido, es una ley que no corrige los errores de la LOGSE, sino que los amplifica. Ya no basta con haber degradado la enseñanza secundaria obligatoria; ahora hay que degradar también el bachillerato, ya de por sí bastante degradado por la LOGSE.

 

Vivimos actualmente en un caos educativo, con leyes que no sirven y se contradicen unas a otras. La situación en los centros de enseñanza se acerca a la ingobernabilidad. Los profesores han perdido su autoridad y prestigio, continuamente desdichos por la Administración Educativa. La violencia es una situación frecuente, aunque oficialmente no quiera reconocerse. Es imposible enseñar a alumnos que no quieren y se mofan de sus profesores. Las víctimas son los alumnos que quieren aprender y a los que es imposible atender por la maldita comprensividad impuesta por la Administración.

 

La peor parte le ha correspondido a la enseñanza pública. Acosada por la enseñanza privada con el beneplácito del Estado y debilitada por la misma Administración que debería cuidarla, no puede responder a las exigencias de los ciudadanos. Ha dejado de ser una enseñanza democrática para convertirse en una gran ESTAFA. La huida de los mejores alumnos hacia la enseñanza privada concertada, que practica un proceso de selección encubierto y permitido por la Administración, y la escolarización obligada de alumnos de muy diverso nivel y actitud impiden el desarrollo una labor educativa mínimamente digna. De nada sirve aumentar las inversiones sin cambiar radicalmente la organización. Es como tirar dinero a un tonel sin fondo, un despilfarro. La enseñanza pública, de ser un factor de igualdad, se está convirtiendo en un factor de desigualdad, impidiendo el ascenso social de los hijos de la clase trabajadora, que no puede pagar una enseñanza privada. ¿Y eso es democracia?

 

Ante esto REIVINDICAMOS:

 

1º. Una enseñanza de calidad, basada en el esfuerzo. La cultura humana es producto del esfuerzo y la razón, no de los deseos. Si fuera esto último, todavía estaríamos en la Prehistoria. La enseñanza, al igual que la cultura, no es una actividad que resulte en sus comienzos agradable. El uso de la razón es un ejercicio dificultoso, al que hay que acostumbrarse. El placer y el agrado vienen al final del proceso, tras la tarea finalizada.

 

2º. Una enseñanza adecuada a las diversas capacidades de los alumnos, que se diversifique en itinerarios específicos a medida que esas capacidades e intereses se vayan manifestando, especialmente a partir de la adolescencia.

 

3º. Un pacto social por la educación. No basta con un pacto de Estado, que es un pacto político. La clase política ha demostrado ampliamente su incompetencia. Hay que pactar con la sociedad civil, hay que pactar con los ciudadanos, vertebrados en colectivos y plataformas.

 

¡BASTA YA DE TANTAS LEYES INFAMES!

 

¡BASTA YA DE TANTA MENTIRA Y MANIPULACIÓN!

 

¡EDUCAR EN DEMOCRACIA ES EDUCAR EN EL SABER Y NO EN LA IGNORANCIA!